Mes de Don Bosco (1)

Entre ustedes me encuentro bien.

Cuando nosotros los salesianos comenzamos a hablar del Sistema Preventivo de Don Bosco, por lo regular nos sentimos orgullosos de tener esta riqueza educativa, esta experiencia espiritual está experiencia vivido y después elaborada. Pero este entusiasmo nos lleva de pronto hacer una presentación superficial y alejada de la verdadera riqueza que la familia salesiana tiene en su espiritualidad, y sobretodo en el Sistema Preventivo de Don Bosco.

Los salesianos estamos llamados a presentar, a reflexionar, a vivir esta espiritualidad, a actualizarla hacia el tercer milenio de la era cristiana el Sistema Preventivo de Don Bosco.  Son kilómetros de líneas que durante este siglo se han escrito acerca del Sistema Preventivo de Don Bosco.

Los aspectos pedagógicos y pastorales del Sistema Preventivo se han estudiado a fondo muchas veces, y se ha divulgado mucho. En los últimos años hemos acumulados información acerca de sus orígenes y de su desarrollo y hemos debatido criterios y procedimientos para la actualización en el contexto de hoy, y en el peor de los casos no todo se ha actualizado y puesto en practica.

Lo mismo podemos decir cuando asumimos el Sistema Preventivo como espiritualidad. Los estudiosos de salesianidad han revisado las experiencias y el pensamiento de Don Bosco con mucho mérito, se está explicando hoy día el aspecto místico, el aspecto ascético y no han descuidado el análisis del contexto en el cual nació y  el actual para ver las líneas de actuación que se quieren para hoy.

En esta reflexión resultan convicciones claras:

  1. Que existe una vivencia (experiencia) espiritual, casi escondida en el cotidiano educativo, conocido, solo en formas fragmentarias de aquellos que lo viven.
  2. Que es posible crear comunión sobre la base de esta vivencia en el ámbito de familia salesiana.
  3. Que los jóvenes pueden encontrar, percibir en él un camino de vida en el espíritu.

A este ultimo punto responde el esfuerzo de formular un itinerario de espiritualidad juvenil salesiana. Un paso adelante en la reflexión de hoy es en la actualidad que el Sistema Preventivo, praxis educativa entre libertad y valores puede llegar a ser experiencia espiritual y viceversa, que esa experiencia de vida en el espíritu puede proponerse hoy como educadora de la libertad y orientarla hacia los valores.

Este puede ser nuestro objetivo principal al iniciar esta reflexión  sobre el Sistema Preventivo de Don Bosco.

 

VISIÓN HISTÓRICA DEL SISTEMA PREVENTIVO

La acción de Don Bosco se presenta como una acción educativa, potente, innovadora, que se desenvuelve en ese siglo que llamamos el siglo de la pedagogía. Don Bosco es hijo de su tiempo  y vive profundamente las influencia que modelan la historia del siglo XIX.

En la sociedad romana.

Lo primero que tenemos que afirmar que el Sistema Preventivo corresponde a un concepto de preventividad y de represividad ha existido siempre en la educación de los jóvenes, es ante todo  una actitud que está siempre buscando el mismo fin educar, llevar al joven hacia una realidad positiva de realización. (ver esquema sociedad Romana )

 

En la tradición cristiana.

La obra educativa de Don Bosco tiene su más profunda y principal fuente de inspiración en la tradición pedagógica y de la educación cristiana. Una tradición cristiana abierta y original. Más allá de su cultura teológica, dominada por la moral de san Alfonso, más humana y moderna, menos abstracta y especulativa y más sicológica y concreta, sus orientaciones pedagógicas – sobre todo en la intuición fundamental de la amabilidad, de la familia, de la alegría – se acompaña por la afinidad de los maestros de espiritualidad y de la educación católica: San Felipe NERI (santo de la alegría), San Francisco de Sales (santo de la amabilidad y el humanismo), San Carlos BORROMEO (el santo de las nuevas y geniales obras educativas), san Juan Bautista de la Salle (el santo de un nuevo estilo de educación cristiana).

Son muy numerosas las huellas de la influencia de san Felipe NERI en el animo de San Juan Bosco quien fácilmente encontró la forma de descubrir al santo romano en CHIERI.

En El mismo período y más tarde con mayor intensidad Don Bosco descubrió a San Francisco de Sales, que llegará a ser titular y protector de su obra educativa comenzada con el primer oratorio. En los recuerdos de su primera misa Don Bosco escribe: la caridad y la dulzura de san Francisco de Sales me han guiado en todo cuanto hago. Era el preludio de la acentuación de la primicia pedagógica de la amabilidad (amorevolezza) y del optimismo del optimismo educativo.

Intensas fueron las relaciones de Don Bosco con los hermanos de las escuelas cristianas y por tanto de forma indirecta con las obras y con el Espíritu de su fundador, san Juan Bautista de la Salle. A uno de los provinciales Don Bosco le dedicó una de sus obras. Además existen serios indicios que nos hacen pensar que él había leído la CONDUITE DES ÉCOLES CHRÉTIENES y sobre todo el clásico opúsculo Las doce virtudes de un buen maestro explicadas por el P. F. AGATONE, superior general de dicho instituto.

Muchas de sus expresiones sobre la mansedumbre, la dulzura, la amabilidad, la asistencia, la modestia parecen como ecos y motivos del Sistema Preventivo de Don Bosco.

Don Bosco constituye un acontecimiento excepcional nuevo, en el campo de la historia de la educación y de la pedagogía. Es propio del gran artista saber imprimir en la infinitamente rica y variada corriente de la vida espiritual, a pesar d estar atado a las leyes universales de toda técnica o arte, novedad y originalidad de ritmos, de armonía de horizontes futuros…

En este sentido es legítimo pensar que Don Bosco y su sistema aparecen con un nuevo estilo, personal e inconfundible, que se injerta en la vasta historia de la educación, más específicamente en la historia de la educación cristiana y del Sistema Preventivo con ecos, realizaciones nuevas y personales.

Existe un estilo BOSQUIANO  de educar, de igual forma que existe en la pintura, o en la música una escuela  de Tiziano, de Bach, de Rafael, de Beethoven.  Afirmamos con un de los primeros estudiosos de Don Bosco, educador y pedagogo, FASCIE, que el santo con coraje de los humildes entró, santamente animoso, por la vía firme y castigada del buen sentido y de la tradición. Y en el surco profundo y suave abierto por la experiencia, plantando el nuevo vástago de su iniciativa personal y regándolo con sus sudores y fecundándolo con el sol de su caridad, hizo crecer y educó una nueva y vigorosa planta, hermosa, tan simple en la estructura como firme en su afirmación, muy rica de flores y de frutos de santidad.

 Con Don Bosco salimos del campo de la pedagogía teórica y nos adentramos en el campo práctico del arte educativo, de a obra del educador en la que Don Bosco fue verdaderamente un maestro, donde su personalidad sobresale genuina, entera, donde dejó patente, palpable, su propia huella.

No es posible desconocer una potente originalidad, más que de meditadas teorías, deriva de su propia personalidad de educador artista. La pedagogía de Don Bosco es la pedagogía del cristianismo católico considerada y vivida por un genio y un santo del siglo XIX.

Fuente: Jorge  Rodríguez. G. 
Salesianos Cali – Colombia